miércoles, 1 de febrero de 2012

EL ÚLTIMO S.O.S.

Este artículo mío ha servido para cerrar el libro “Paisajes de Mar” de mi amigo y gran fotógrafo José Benito Ruiz, con el que colaboro dentro del equipo del proyecto SOS Paisajes de Mar. Aprovechando que en breve nos reunimos todo el equipo en Tabarca, os lo pongo en el blog.
Espero que os guste.




EL ÚLTIMO S.O.S.

Era de noche y hacía frío. El radiotelegrafista emitió una señal: tres impulsos cortos, tres largos y otros tres cortos: las letras en Morse de las iniciales de Save Our Souls, el conocido S.O.S. Lo hacía porque había comenzado la tragedia marina más conocida: el Titanic se hundía tras colisionar con un iceberg.
Ahora, ese mar en el que descansa el (supuestamente) insumergible trasatlántico, es el que se encuentra en peligro. Nosotros, mamíferos bípedos terrestres, desde que somos seres humanos, nos hemos vinculado a sus orillas. El 50 % de la población mundial vivimos en la costa marina. Y eso ha influenciado nuestra forma de vida en todos los aspectos (alimenticio, cultural, histórico, demográfico, etc.) y con ello hemos acentuado nuestra huella, pocas veces amable y dulce, durante siglos y siglos en ese paraje tan frágil, entre la tierra y el mar.

Los mares del mundo se enfrentan (como el resto del planeta) a una situación tan grave que gran parte de la comunidad científica la califica como desesperada. Incluso, unos pocos de ellos, pero en número preocupantemente en aumento, piensan que hemos llegado a un punto sin retorno, porque nuestros efectos sobre el equilibrio marino son tan descomunales que no llegamos a conocer bien el alcance de un desarrollo tan claramente insostenible.

La idea de que el mar es un lugar tan grande que es capaz de asumir todos nuestros desastres ha desaparecido. No podemos echarle más de nuestros ponzoñosos vertidos. No podemos saquearle sus tesoros en forma de volúmenes pesqueros irracionales. No debemos matar al mar.

Ese mar que más podemos conocer, el que encontramos en la línea de costa, es capaz de maravillarnos y preocuparnos a poco que nos aproximemos a él. Se nos hace difícil disfrutar de una orilla en la que la vegetación no haya sido sustituida por un urbanismo salvaje. No encontramos un lugar donde el mar esté realmente vivo y  que nos permita vivir de él, donde seamos capaces de desarrollar nuestra forma de vida sin convertirla en un fenómeno de destrucción y hambre.

Hoy, somos nosotros, ciudadanos de a pie, los que con iniciativas como esta de SOS Paisajes de Mar, emitimos otra vez la serie de tres pitidos cortos, tres largos y otros tres cortos de un nuevo e igualmente desesperado SOS, el que responde a Save Our Seas, Salvemos Nuestros Mares.

Porque somos nosotros, todas las personas del planeta, las que viajamos en este nuevo Titanic llamado Tierra. Y somos nosotros los que debemos decidir (y pronto) si queremos salvarnos o irnos a pique.

                                                                                                                    Elías Gomis


El libro del proyecto en su "ambiente natural"


Si queréis saber más cosas de SOS Paisajes de Mar: blog.paisajesdemar.com


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