lunes, 14 de mayo de 2012

TRAGEDIA EN LA CASA DE LA REINA DEL BOSQUE



Hace unos días fui con mi amigo Toni a echar un vistazo a un nido de Águila perdicera. Si hay un ave a la que podiéramos llamar “la reina del bosque mediterráneo” sería ésta. El Águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) es una rapaz de unos 2 kg de peso y que vive principalmente en Levante, Andalucía y Extremadura. La población europea (concentrada en el Mediterráneo) es de un millar de parejas, de las cuales 733-768 parejas se encuentran en España. En la provincia de Alicante hay unas 15 parejas, habiendo disminuido mucho en la última década por persecución directa (disparos, venenos), alteración del hábitat y molestias. Es una especie considerada como “En Peligro de Extinción”.

La relación con la pareja que usa este nido es muy antigua, aún más que mi amistad con Toni. La parejas de perdiceras ya no debe estar compuesta por los mismos miembros que hace más de 25 años pero, de una forma u otra, han ido ocupando el mismo territorio en el que mantienen varios nidos y que cada vez, al llegar la época reproductora, deciden usar uno de ellos, dejando los demás para otras ocasiones. Incluso, cosa poco común en esta especie, tienen uno en un árbol en lugar de un cortado como es más frecuente.

Águila perdicera

Como no podía ser de otra manera, los naturalistas somos extremadamente cuidadosos para no molestar a las aves cuando están en sus nidos. Y Toni y yo, más. Vestidos con ropa de colores miméticos y tras comprobar que ninguno de los padres estaban en el nido o vigilando desde una atalaya o desde el cielo, nos colocamos a una distancia más que prudente e inmediatamente nos envolvimos con cada telescopio en sendas redes de camuflaje suficientemente grandes para darnos dos vueltas (la mía era del tamaño requerido para tapar un tanque y como, evidentemente, era excesivo en extremo, la dividí en dos cuando la compré) con lo que nos “transformamos” en un par de arbustos aparecidos repentinamente.

No veo nada, en el nido no se ve nada que se mueva. Parece vacío pero en estas fechas es imposible que los pollos ya hayan volado.

Las redes nos han convertido en elementos más de aquel gran escenario natural. Un Papamoscas gris se queda en una rama a menos de un metro de mí y mira con desconcierto a aquel arbusto con ojos que, a su vez, le mira, hasta que se aburre de pensar qué podía ser aquello y se va. Luego llega una pareja de Carboneros garrapinos que siguen la misma conducta del anterior pajarillo. Unos Carboneros comunes cantan en la cercanía. En el peñasco donde está el nido hay una pareja de Roqueros solitarios que nos dan todo un recital de canto, como si aquella gran roca fuera un gran auditorio y, de vez en cuando, los rayos del sol del atardecer arrancan del plumaje del macho intensos y metálicos brillos azules. De repente se quedan quietos y comprobamos que el motivo es una ardilla que corretea por encima de los grandes bloques que coronan el cortado. Este mamífero ha aparecido de forma explosiva en Alicante y ha pasado de ser inexistente (ni había nombre en valencià para ellas en esta zona) a abundante. De hecho, mientras caminábamos hasta nuestro punto de emplazamiento encontramos no pocos restos de piñas roídas por las ardillas.


Naturalista oculto por una red mimética

Al cabo de un rato parece que aparte de las manchas blancas en la pared, fruto de las deyecciones de las aves, hay algo más. Pero no estoy seguro. Es algo blanco pero no puedo distinguir mucho más aunque la brisa mueve una especie de pelusa de ese mismo color. Ya han pasando muchos minutos y no hay ningún movimiento a no ser el de muchas moscas en el nido. ¿Porqué hay tantas moscas? Mejor no pensar en la causa y su relación con que no se mueva nada en el nido.

En un lugar indefinido y lejano resuena el canto del Búho real, apagado por el relincho del Pito real y coreado por los chillidos de veloces Vencejos comunes que parecen participar en una alocada carrera aérea aparentemente sin sentido.

Pero en el nido no ocurre nada, al contrario que la última vez que estuvimos aquí, en 2007, cuando dos pollos esperaban erguidos la llegada de unos adultos con una presa. Se la depositó en la plataforma y estuvo con su prole unos minutos hasta que les dejó con la “merienda” y volvió a desaparecer en el cielo.

Ha pasado casi hora y media y la luz ha comenzado a caer. Hay que desmontar todo e irnos pero estamos intrigados con lo que pasa allí. No hemos visto el pollo (o los pollos, la puesta es de uno o dos huevos) ni, lo que es peor, a los padres. Éstos ni han ido al ido al nido a dar de comer a la prole ni han aparecido en vuelo. Y hay muchas moscas.

Cogemos uno de los telescopios y rápidamente ganamos un poco más de altura a fin de tener un mejor ángulo que nos permita ver en el interior del nido. Más que intrigados ya estamos preocupados.

Todo lo rápido que puedo monto el telescopio, oculto tras unos arbustos y miro. Hay un pollo, casi totalmente cubierto de blanco plumón, tendido inerte en el nido. Está muerto. La brisa mueve ligeramente el suave plumón pero eso es lo único que tiene movimiento.

Fue como si nos hubieran tirado un jarro de agua fría.

Abandonamos la zona. Cuando conseguimos llegar a un área con cobertura, hablamos con el personal encargado de la especie. Al día siguiente irían a retirar el pollo muerto para que los servicios veterinarios traten de determinar las causas. Pueden ser naturales pero también (no sería la primera vez para esta pareja de águilas) pueden ser por ingestión de cebos envenenados, colocados intencionadamente (e ilegalmente, es un delito por el que se pueden cerrar cotos de caza e ir a la cárcel) por personas que obtusamente creen que esta ave compite deslealmente con ellos al matar para comer y sobrevivir lo que ellos quieren matar con sus escopetas sólo para divertirse. No podemos saber qué ha ocurrido pero que la Comunidad Valenciana sea la autonomía en que hay más casos de envenenamiento de esta especie de rapaz no resulta nada tranquilizador.

Recuerdo que el informe “La lucha contra el veneno en España” (WWF España, 2011) dice, refiriéndose a la Comunidad Valenciana: “La administración ambiental no trabaja en prevención, detección y persecución de este uso ilegal y por ello lo que se detecta es solo una muy pequeña fracción de la realidad. Además, la Dirección General de Gestión del Medio Natural no está facilitando la información que se le viene solicitando sobre casos de envenenamiento”. 


Preocupante.

Pero aún es peor todo esta situación: no hemos visto a los padres. No es nada tranquilizador. Mientras hablamos por teléfono explicando lo que hemos visto, pensamos qué habrá sido de ellos.

¿Seguirá viva la pareja? Hace dos o tres semanas estuve en la zona de campeo de esta pareja y tampoco la vi.

Unos días después nos informan de que los dos pollos han muerto por envenenamiento, como ya sospechábamos todos. De hecho, la Conselleria había puesto en marcha desde el principio los protocolos para casos de envenenamiento de fauna silvestre ante esa posibilidad y que permiten seguir procedimientos para identificar a los autores y llevarlos ante la justicia por la vía penal. En la necropsia y pruebas efectuadas a los dos pollos aparecen restos de plumas y huesos de paloma y unos pequeños granos esféricos que ya habían sido  detectados en los primeros exámenes con rayos X y que han resultado ser veneno. Con toda seguridad, se empleó una paloma como cebo envenenado.

Una vez más, la actuación al margen de la ley por parte de ciertas personas, pone en peligro la supervivencia de especies amenazadas y tira por tierra la labor de conservación que se lleva para evitar que la destrucción de nuestra riqueza biológica. Sólo la actuación judicial contra estos delincuentes puede frenar la caída en picado de las poblaciones de estas especies.

Me llevaré una gran alegría cuando vuelva a ver a la pareja y mayor aún cuando vuelvan a anidar el año próximo y si sale adelante la puesta ya será la alegría suprema. Espero que así sea.



Nota: Por razones de seguridad y del procedimiento judicial no se han insertado imágenes del nido ni siquiera de las cercanías de éste.






Importante: Si encuentras un ave que pienses puede estar envenenada, o cebos con veneno, debes llamar a SOS Veneno NO al teléfono 900 713 182, a los agentes medioambientales de la Conselleria en el 965 150 810 o al SEPRONA de la Guardia Civil en el 062, todos con servicio 24 h. No toques nada para no alterar las pruebas.

Si encuentras un animal salvaje herido, debes llamar a los agentes medioambientales de la Conselleria al 965 150 810 (24 h).


No es mala idea llevar estos números grabados en el móvil.


9 comentarios:

  1. Es increíble que tanta gente se crea con la suficiente autoridad para decidir a qué especie se debe envenenar y a qué otra matar con sus rifles. Además no hay conciencia o educación que nos haga ver que esto es grave y debe ser perseguido ... hay que seguir trabajando para cambiar esto.
    Por eso me parece tan buena tu labor y tan necesarios estos artículos. Ojalá hagan remover conciencias.

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    1. Ya son muchos años de crear conciencia para evitar cosas como estas. Ahora ya hay que pasar a poner medios y voluntades para perseguir a los culpables, llevarles ante el juez que los condene(esto es tan grave que para la ley ya no se salda sólo con una multa) y tomar medidas contra aquellos cotos en los que se pueda demostrar la culpabilidad.
      Pasó el tiempo de la zanahoria y ya estamos en el momento del palo porque no podemos dejar perder ni uno sólo de estos animales.

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  2. Los que no tienen conciencia no la pueden tener ni hoy, ni mañana, ni nunca, parece mentira que en los años que estamos y que existan gente tan ignorante.

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    1. Y me da la impresión de que esto sólo está comenzando

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  3. Necesitamos urgentemente al TIO DE LA VARA!!! CAÑA, CAÑA y CAÑA!!!
    Quiero un país serio donde el primo de Rajoy no marque la política medioambiental!1

    Saludos desde Mallorca.

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  4. Con un tío de la vara no tenemos ni para empezar... En otro nido, el domingo pasado, un "fotógrafo" (no un fotógrafo sin comillas, es decir, un tío con una cámara, que no es lo mismo ni de lejos) se tiró más de tres horas y media a descubierto para inetntar hacer una foto a la pareja de adultos que no apareció por allí porque lo estaban viendo, con lo que los pollos, a los que sus padres ahora con esa edad alimentan casi continuamente y protegen del sol, se quedaron desvalidos, al sol y sin comer.
    El tipo está identificado. Ahora a ver qué ocurre.

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  5. Lo veremos, no perdamos la esperanza. En estos tiempos de crisis el afán recaudador de la administración suele ayudar en la aplicación de sanciones que, aunque sea triste, son a veces necesarias para la concienciación y educación.
    Mucho mejor nos iría una implicación de la administración en la educación de los jóvenes en materias medioambientales, con charlas de guardas, seprona, naturalistas, etc. Esto crea conciencia y enseña a comportarse en el medio, seguramente el fotógrafo desconocía todo esto porque empezó por el final, la foto, y no por el principio, la documentación.

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    1. LO que decíamos, Juan, que el tío de la vara tiene faena.

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  6. Ay si cogieran al que mató a estas águilas, le caería como a estos: http://www.seo.org/2012/10/02/dos-colombicultores-condenados-por-el-envenenamiento-de-dos-aguilas-perdiceras-en-aragon/

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